El paso del tiempo también la destruye
Incahuasi o casa del inca, mandada a edificar por Pachacútec
probablemente entre 1438 y 1450, se constituyó en una ciudadela fortificada
para proteger y consolidar la expansión de las conquistas, por lo que fue
dotada por sus constructores de todos los adelantos urbanos y militares
conocidos hasta ese entonces en el Tahuantinsuyo.
La casa del inca estaba dividida en ambientes destinados
a la vivienda del soberano y la casta militar. Tenía en ambos casos grandes
paredes en las que destacan aún las columnas cilíndricas hechas de piedra y
barro y revestidas de arcilla.
"Además de dominar la técnica de la mampostería
(uso de la argamasa para unir las piedras y levantar edificaciones) lograron
construir muros cilíndricos de hasta cuatro metros de altura sobre los que,
probablemente, tendían techos volátiles. Estas estructuras circulares son únicas
en su género pues no han sido observadas en otras edificaciones incas",
destaca Luciano Correa.
Otra de las características de este complejo es la
división de las habitaciones con muros bajos y caminos epimurales (pasan por
encima del muro).
"Además este gran complejo arquitectónico está
divido en tres partes. La primera está formada por la plaza (huacaypata) y la
casa del inca (incahuasi). La segunda por ocho patios de concentración militar
rodeados de colcas (depósitos) y la tercera eran las zonas de castigo o cárceles.
Frente al centro arqueológico se ubica la atalaya donde se encontraban los
puestos de vigilancia desde donde se alertaba de cualquier intento de
ataque", precisa.
"Debido no sólo a la falta de mantenimiento, sino a
la acción eólica, las lluvias y deslizamientos, el complejo se ha ido
destruyendo hasta en un 70%, lo que no impide sin embargo apreciar sus
imponentes estructuras que demuestran la refinada técnica que alcanzaron los
antiguos peruanos", anota.